Las sanciones de Moscú contra Ankara por el derribo del Su-24 afectan ya gravemente a distintos sectores fundamentales de la economía turca, reconoce un informe local publicado el sábado.
Las exportaciones de frutas, verdura, pollería y sal, el turismo ruso en Turquía, el sector de la construcción, el empleo de turcos en Rusia, el desarrollo del tránsito de gas natural y la industria textil son los campos de actividad dañados por las medidas del Kremlin, analiza un estudio difundido por la cadena británica BBC.
Las represalias rusas responden al derribo, el pasado 24 de noviembre, de un bombardero ruso Sujoi Su-24 en el espacio aéreo sirio, cerca de la frontera turca, cuando regresaba de una misión antiterrorista coordinada con las autoridades de Damasco.
A la prohibición de las citadas exportaciones agroalimentarias a Rusia, se suman la prohibición de contratar paquetes de viajes vacacionales en Turquía para los ciudadanos rusos, limitaciones a la participación de empresas turcas en proyectos de construcción en Rusia, restricciones a la actividad de trabajadores turcos en compañías rusas y la paralización del proyectado gasoducto Turkish Stream.
El economista turco Erhan Aslanoğlu estima el perjuicio mínimo para Ankara en 10 mil millones de dólares, pero podría ser bastante más.
En concepto de turismo, las pérdidas podrían alcanzar los 3500 millones anuales, ya que Turquía era el segundo destino preferido por los viajeros rusos en 2014, con unos 3,3 millones de viajes realizados. Por los proyectos de construcción perdido, los daños podrían ser incluso superiores: 4500 millones de dólares, considera Aslanoğlu.
El economista es más optimista en lo tocante al gas, sector clave de la relación económica Rusia-Turquía, pues no cree que Moscú esté dispuesto a renunciar al mercado energético turco, que actualmente satisface en Rusia el 55 % de sus necesidades en gas y el 30 % en petróleo.
“Si Moscú detiene o ralentiza el flujo de gas natural, eso sí tendrá definitivamente un efecto serio en la economía turca”, advierte el experto.
En cuanto al sector agroalimentario, la cifra que ofrece el Ministerio turco de Agricultura es de unos 764 millones de dólares de pérdidas anuales.
“La crisis con Rusia podría afectar en especial a los productores de cítricos, pero el Gobierno ha prometido ayudarlos con subsidios”, afirma Muhittin Baran, vicedirector de la Asociación de Mercados de Frutas y Verduras de Turquía, que afirma por su parte que el efecto de los embargos ya están siendo superado.
Sin embargo, incluso en un sector como el textil, que no ha sido objeto de sanciones oficiales, los exportadores turcos observan que sus bienes parecen estar sufriendo un boicot espontáneo, informa la periodista turca Selin Girit.
“Es muy difícil trabajar en este momento, hay muchas tiendas cerradas. No hay clientes”, se queja la dependienta de una tienda textil en un barrio céntrico de Estambul (noroeste), mientras un exportador de chaquetas de cuero cifra en un 80 % la proporción de clientes rusos con que contaba, y confiesa que puede verse obligado a cerrar en dos meses, si no cambia la situación.
En conjunto y por volumen de negocio, Rusia supone el noveno mercado para las exportaciones turcas, con un valor agregado de 6000 millones de dólares, que en su mayoría consisten en alimentos, bienes de consumo y productos textiles.
Las autoridades rusas han hecho saber que planean remplazar las importaciones de Turquía con productos de Asia central, Irán y Marruecos.
Además del impacto económico, el Gobierno turco ha sido objeto de críticas a nivel internacional, tras el derribo, por su colaboración con las bandas terroristas que azotan Siria e Irak desde hace años.
Rusia comenzó en septiembre una campaña de bombardeos contra las posiciones de EIIL (Daesh, en árabe) y otras bandas terroristas que operan en el territorio sirio, campaña que parece amenazar los planes en la región de Ankara, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que, además, está oficializando en las últimas semanas su restablecimiento de relaciones con el régimen israelí.
Tras el derribo, el presidente ruso, Vladimir Putin lo calificó de “puñalada por la espalda de los cómplices de los terroristas” y, ante la negativa de Ankara a disculparse, ha asegurado que Turquía lamentará “más de una vez” el ataque.
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